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Un prodigioso mágico sentido,

un recordar callado en el oído

y un sentir que en mis ojos sin voz veo.

Una sonora soledad lejana,

fuente sin fin de la que insomne mana

la música callada del toreo.

Querida cuadrilla, pleguemos los capotes,

despidámonos del público, y salgamos de esta

plaza sin hacer ruido.

 

José Bergamín (“La música callada del toreo”)

 

 

 

 

 

 

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